La danza es una disciplina sumamente integral, ya que logra la conexión entre cuerpo y mente y te posiciona en otro lugar. La danza enriquece el desarrollo cognitivo -a través del juego y la memorización-, y se postula como un ejercicio clave en el desarrollo psicomotriz que forma parte de la educación física de los niños y niñas.
Sabemos que el movimiento estimula, entre otras cosas, el crecimiento sano de nuestro cuerpo en general y el buen funcionamiento de nuestros órganos y glándulas, así como la buena oxigenación. También sabemos que el arte incentiva a la creación y a expresión. La danza conjuga estos elementos y es una herramienta para la comunicación con nosotros y con el entorno. A partir de varias técnicas de movimiento se agudiza la comunicación y la escucha. Se trabaja en equipo. En la época en la que nos encontramos, lo más importante es crear redes de comunicación, de respeto y de cuidado. A partir de trabajar el cuerpo y la expresión artística llegamos a valorarnos y a escuchar la necesidad del otro, además de la nuestra.
Además uno de los objetivos de la escuela es la socialización de las personas, lograr que el alumno pueda comunicarse con los otros y a partir de allí conocer y establecer reglas y códigos para la vida en comunidad. Para esta comunicación, la escuela se ocupa del lenguaje escrito, el oral y también debería ocuparse del lenguaje corporal y lograrverdadero intercambio de experiencias cognitivas, emocionales y relacionales, que posibiliten la construcción de personas libres y creativas, con capacidades para tomar decisiones y adaptarse a las diferentes circunstancias.
La danza, entendida como lenguaje, es una herramienta más de expresión y aprendizaje, de encuentro con uno mismo y los otros. Y puede ser un agente de inclusión maravilloso. Siempre y cuando lo importante no sea adquirir tales o cuales técnicas, sino permitirse decir, disfrutar y conocer a través de este lenguaje.
Y además, de alguna manera, erradicamos el mito de que bailar es sólo ‘una cuestión de chicas’, apoyando a la inclusión de actividades en el género, comprobando que la danza es cosa de todos.
Ante la falta de un especialista en danza nos ayudaremos de la tecnología y, quizás, podamos aprender unos pasitos con los que disfrutar de un rato juntos el día menos pensado.